viernes, 17 de abril de 2015

En Todos Lados de Cuecen Habas...






Bueno, pues a toro pasado, ya les puedo contar lo de ayer.

Venía yo muy contenta, shalala, shalala, camino a mi casa después de clases. Hay un crucero muy grande, donde debo de cruzar para llegar a mi casa. Es un crucero de muchos carriles y los coches dan vueltas para todas partes. Los peatones, tenemos que cruzar a fuerzas por donde hay semáforo. Son de esos semáforos, que al llegar y querer cruzar, tienes que tocarlos para que te den el paso cuando te toque.

Esperamos yo y como otras 8 personas a que se nos diera la señal para cruzar. El semáforo no dura mucho, así que en cuanto se pone la señal para peaton, hay que empezar a caminar.
Son dos tramos los que hay que cruzar, el que va hacia estocolmo y el de los que vienen de estocolmo.

Cruzo el primer tramo sin problemas, y cuando voy a cruzar el segundo tramo un coche se nos avienta, quedando a unos 20 cms. de mis piernas. Yo voltee a ver a la mujer que venía conduciendo y le hice un gesto con las manos como preguntandole: Que paso???. En seguida di el primer paso para seguir cruzando. En eso, empiezo a escuchar alboroto de un hombre gritando y un golpe con sonido de lámina. Yo no voltee, pense que alguien mas le había reclamado o algo así...cuando siento un empujón!!!.

El hombre que venía de copiloto de la mujer que casi nos arrolla, bociferaba y se había bajado de su coche para agredirme. Así como lo leen.

Del empujón casi fuí a dar al suelo,pero de reojo, pude ver que era un hombre muy alto y rubio. Tal fue mi sacón de onda, que intente primero no caerme y en seguida seguir caminando.
No se me ocurrio sacar el teléfono y tomar fotos, pero sí lo hubiera hecho, igual y hasta me lo quita y me lo estrella de lo loco que estaba el hombre.

Llegue a mi casa y explote en llanto.

Una vez que me calme, le pedí a Ernesto me llamara para contarle lo que me había sucedido. El inmediatamente se altero, fué tal su angustia que fué a hablar con uno de sus jefes para saber que podíamos hacer.

Ian, uno de los jefes de Ernesto, le dijo que teníamos que poner una denuncia, que esas cosas no pasan, ni deben pasar en este país. Que el nos acompañaba a ponerla.

Yo no tenía nada mas que mi relato de lo sucedido, así que esperabamos que hubiera una cámara en ese crucero, que nos sirviera para poder localizar a estas personas. Fuímos a la policía, tal y como lo temía yo, en ese punto de la ciudad no hay cámaras de vigilancia y no había mucho que se pudiera hacer.

Asi que nos regresamos a la casa, no había nada mas que hacer. Ian le dió la tarde libre a Ernesto para que se quedará conmigo. Nosotros nos fuimos a tomar algo a un restaurante que queda cerquita y estuvimos platicando.

Yo me quedo con mi susto, con mi golpe y con el sentimiento de pena. Ahora sé, que este tipo de cosas, pasan en cualquier lugar del mundo. Y que no puedo quitarle la vista de encima, a alguien que grite, sea la razón que sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario